Estas
últimas sesiones, Marina las ha dedicado a intentar terminar lo más
posible su dibujo. Hablando con ella en clase, nos sorprendíamos del
acierto de haber planteado su trabajo a tan largo plazo. Hay que
decir que Marina se ha pasado medio curso aproximadamente, dibujando
y redibujando la misma figura, la Venus de Milo.
Viendo
el resultado de este proceso, le proponía que a la entrada del nuevo
curso comenzase un nuevo dibujo, y que trabajara sobre él todo o
casi todo el curso mientras el primero reposa, para volver a mirarlo
y retomarlo una vez pasado el curso.
Para
ese momento ya será otra su experiencia. Verá otras cosas que
ahora mira sin casi saber.
Hay
una dedicación fija y prolongada en este dibujo de Marina, a partir
de la que va adquiriendo nuevas facultades, unas veces ganadas de
forma espontánea, pero otras a base de esta práctica continuada, a
base de probar y corregir. Es lo que ahora vemos en el dibujo de
Marina.
Mario
y Miguel Ángel van por otro camino. El de Miguel Ángel se ha
perfilado muy claramente hacia el dibujo al natural. Sus apuntes
ganan en viveza, mientras que sus dibujos de estatuas la pierden.
Además hay un interés manifiesto hacia el desnudo femenino, que en
las estatuas no aparece.
Mario,
se queda en un lugar intermedio, le interesa el modelo desnudo, pero
también saca partido de las sesiones de trabajo a partir de estatua.
Sobre todo la estatua parece ofrecerle un espacio de improvisación
más amplio que el modelo desnudo, en razón del margen de tiempo tan
reducido que hay entre pose y pose, mientras que con una estatua se
puede extender cuanto tiempo quiera y sin prisa.
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